Construcciones idóneas para prevenir la proliferación de la Legionella

En la planificación de infraestructuras hidráulicas dentro del ámbito de la edificación y obras civiles, es fundamental tener en cuenta los riesgos sanitarios vinculados al almacenamiento y distribución de agua. Una de las amenazas más relevantes en este contexto es la proliferación de la bacteria Legionella pneumophila, especialmente en instalaciones con grandes volúmenes de agua y bajo flujo constante.

Trakta, especialistas en sanidad ambiental y tratamiento de aguas, resalta la necesidad de considerar desde la etapa de diseño los aspectos técnicos que eviten condiciones propicias para el desarrollo de esta bacteria, particularmente en reservorios, cisternas y sistemas internos de distribución en edificaciones destinadas al uso público o residencial.

¿Por qué es importante considerar la Legionella en el diseño de sistemas hidráulicos?

La Legionella es una bacteria que prolifera en ambientes acuáticos templados, especialmente en sistemas con agua estancada, presencia de biopelículas, o fluctuaciones de temperatura entre los 20 °C y 45 °C. Su riesgo se incrementa en infraestructuras que almacenan agua durante largos períodos, si no se cuenta con un diseño adecuado que favorezca el flujo constante, la desinfección eficiente y el acceso para mantenimiento.

Reservorios, torres de agua, tanques elevados y cisternas mal diseñados pueden convertirse en focos de contaminación, afectando no solo a una edificación individual, sino a todo un sistema de abastecimiento interno. Por ello, es crucial implementar principios de ingeniería preventiva para mitigar este riesgo.

Principios clave en el diseño de infraestructuras hidráulicas seguras

A continuación, se detallan prácticas recomendadas que deben aplicarse en el diseño y ejecución de instalaciones hidráulicas para prevenir la proliferación de la Legionella:

1. Flujo constante y ausencia de zonas muertas

Es fundamental garantizar que no existan zonas de estancamiento dentro de los reservorios y redes internas. Esto se logra mediante:

  • Diseño de entradas y salidas con recorridos completos del agua.

  • Recirculación forzada en tramos de bajo consumo.

  • Válvulas de purga automáticas o manuales en puntos estratégicos.

2. Control de temperatura

La bacteria se multiplica en ambientes tibios. Por ello:

  • El agua caliente debe mantenerse por encima de los 60 °C.

  • El agua fría debe conservarse por debajo de 25 °C.

  • Se deben aislar térmicamente los conductos para evitar fluctuaciones.

3. Accesibilidad para inspección y mantenimiento

Diseñar los reservorios y cisternas con bocas de acceso adecuadas, sistemas de vaciado, drenajes y puntos de inspección, es esencial para una limpieza periódica eficiente.

4. Uso de materiales adecuados

Se recomienda emplear materiales que eviten la formación de incrustaciones y la proliferación de biopelículas. El acero inoxidable, los plásticos técnicos lisos y los recubrimientos epóxicos especiales son algunas opciones efectivas.

Importancia del monitoreo y control especializado

Aun cuando la infraestructura esté correctamente diseñada, la operación y mantenimiento son fundamentales para el control del riesgo. Contar con un programa de control de legionella, como los que ofrece Trakta, garantiza el cumplimiento de los estándares sanitarios y una gestión proactiva de la calidad del agua.

Trakta aplica protocolos rigurosos basados en normativas europeas y españolas, como el Real Decreto vigentes, combinando técnicas analíticas avanzadas con soluciones correctivas adaptadas al tipo de instalación.

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